Por qué los fundadores no deben ser demasiado positivos: Lecciones de The Hard Thing About Hard Things

Cuando se construye algo de la nada, el optimismo es el combustible. Es lo que te hace arrancar cuando nadie más cree. Pero a medida que tu startup crece, el optimismo por sí solo puede convertirse en un lastre, sobre todo si eres tú quien está al mando.

Ben Horowitz, en su libro imprescindible The Hard Thing About Hard Things (Lo difícil de las cosas difíciles), comparte una lección sorprendente pero vital de su época como CEO de una startup: su mayor momento de crecimiento fue aprender a dejar de ser tan positivo.

Al principio, suena contradictorio. ¿No se supone que los fundadores deben irradiar fe, inspirar confianza y "fingir hasta conseguirlo"?

Sí, y no.

Desgranemos por qué el realismo vence al positivismo implacable, especialmente en los momentos difíciles que definen la historia de toda startup.

El positivismo puede minar la confianza

Cuando los líderes proyectan constantemente que "todo va bien", pueden pensar que están motivando al equipo. Pero a menudo ocurre lo contrario.

Su equipo sabe cuándo las cosas son difíciles.
Sienten la tensión en los números. Ven fallos en el producto, objetivos incumplidos o retrasos en la financiación. Si tú, como fundador, sigues sonriendo ante retos evidentes sin abordarlos, la gente empieza a dudar de ti.

"Si nuestro director general no puede ver lo malo que es esto... ¿estamos realmente en buenas manos?".

Ben Horowitz escribe que la honestidad -incluso cuando es brutal- fue el punto de inflexión en su liderazgo. Se dio cuenta de que la falsa positividad rompía la divisa más importante de un fundador: la confianza.

Ocultar los problemas mata a las startups

Las startups no fracasan por un gran error.
Fracasan por un centenar de pequeños errores, y nadie dice nada.

Cuando un fundador o director general es "demasiado positivo", crea involuntariamente una cultura en la que:

  • La gente tiene miedo de compartir malas noticias

  • Los problemas se ocultan o se retrasan

  • Los equipos se centran en quedar bien, no en ser honestos

¿Cuál es el resultado? El director general se convierte en la última persona en enterarse de lo que realmente va mal y, cuando lo hace, ya es demasiado tarde para solucionarlo.

Horowitz sostiene que los grandes líderes deben alentar las malas noticias, no castigarlas. Así se mantienen cerca de la realidad y toman decisiones basadas en lo que es, no en lo que esperan que sea verdad.

El realismo no es negatividad

He aquí la distinción clave:
Ser honesto ≠ ser pesimista.
Reconocer las duras verdades ≠ perder la esperanza.

Los mejores líderes de startups mantienen la moral y la motivación, pero la basan en la realidad, no en la fantasía.

"No hemos alcanzado nuestro objetivo de crecimiento. Tenemos poca liquidez. Pero esto es lo que sabemos, y así es como responderemos".

Este tipo de liderazgo genera confianza. Le dice a tu equipo: No nos escondemos. Lo afrontamos de frente. Juntos.

El liderazgo consiste en afrontar las cosas difíciles

El título del libro de Horowitz no es casual.
Lo más difícil de crear una empresa es que no hay respuestas fáciles. A veces, ni siquiera hay buenas opciones.

Tu trabajo no es fingir que las cosas van bien. Tu trabajo es:

  • Recopilar datos

  • Aceptar la realidad

  • Comunicar con claridad

  • Tomar la mejor decisión posible, aunque sea una mierda

Aquí es donde empieza realmente el liderazgo.

Reflexión final: Cambia positividad por claridad

En Entreprenerds solemos decir: las startups se construyen sobre la claridad, no sobre la comodidad.
Esa claridad empieza por arriba.

Si eres uno de los fundadores o uno de los primeros miembros del equipo, recuerda:

  • No necesitas fingir que las cosas van bien

  • Tienes que ser honesto sobre lo que es difícil

  • La confianza se construye con la verdad, no con mentiras

Cuanto antes conozca su equipo el terreno real, antes podrán trabajar juntos para sortearlo.

 

Anterior
Anterior

No empieces por el producto: empieza por cuestionar el mundo

Siguiente
Siguiente

Las startups funcionan con escasez: Por qué el presupuesto, el flujo de caja y el Bootstrapping importan más de lo que crees