La oportunidad es multilingüe

En el panorama mundial actual, la lengua no es sólo un medio, es una fuerza de mercado. Aunque el inglés sigue siendo la lengua dominante en los negocios y la educación internacionales, rara vez es la lengua de la comodidad, y menos aún la lengua de la confianza.

La mayoría de la gente del mundo no piensa, aprende ni sueña en inglés. Puede que lo utilicen con fluidez, pero no se sienten como en casa. Cuando nos dirigimos al mundo únicamente en inglés, no solo simplificamos, sino que pasamos por alto.

Los mercados son multilingües por naturaleza

La próxima ola de innovación no nacerá solo en Silicon Valley. Surgirá de:

  • Sudeste asiático, donde más de 600 millones de personas hablan bahasa indonesia, vietnamita y tailandés.

  • América Latina, donde más de 480 millones hablan español como primera lengua

  • Oriente Próximo y el Norte de África, donde el árabe no es sólo una lengua, sino una identidad cultural.

  • África francófona, donde el francés es lengua de enseñanza y de gobierno

  • Y Asia Oriental, donde mercados como Japón y China lideran la adopción de tecnología, pero operan en japonés y mandarín.

Cuando los programas globales se imparten exclusivamente en inglés, estas regiones están técnicamente incluidas pero emocionalmente excluidas. Puede que se entienda el contenido, pero es menos probable que se interiorice. El mensaje puede ser escuchado, pero no se confía plenamente en él. Y el compromiso suele ser superficial, no transformador.

Los equipos también son multilingües

La innovación es un deporte de equipo, y los equipos que están dando forma al mundo actual son multiculturales y multilingües. Sin embargo, cuando se espera que la colaboración se produzca únicamente en inglés, no solo estamos estableciendo una norma, sino que estamos limitando la expresión.

La lengua influye en la forma de pensar, relacionarse y resolver problemas. Un equipo multilingüe es una ventaja creativa, no un obstáculo para la comunicación. Significa mejores decisiones, más perspectivas y un liderazgo más integrador.

Permitir que los miembros del equipo procesen ideas, resuelvan problemas y aporten ideas en su propio idioma no es una cortesía, sino un liderazgo inteligente.

El inglés solo significa una oportunidad perdida

Cuando ignoramos el papel del lenguaje en la confianza, la identidad y el acceso, perdemos algo más que comprensión: perdemos conexión.

Un empresario de Argelia o Laos puede hablar inglés lo suficientemente bien como para seguir un curso o presentar una idea. Pero, ¿tendrá la misma confianza, los mismos matices o la misma inspiración que en árabe o laosiano? ¿Su pensamiento será tan amplio si traduce mentalmente cada concepto?

Cuando los usuarios tienen que trabajar en su segunda o tercera lengua, la carga cognitiva es mayor, la conexión emocional es más débil y la probabilidad de compromiso sostenido disminuye.

Los estudios demuestran que las personas aprenden mejor, tienen un pensamiento más crítico y aplican las competencias de forma más eficaz cuando se les enseña en su lengua materna, especialmenteen la educación profesional y de adultos. Y, sin embargo, las plataformas educativas mundiales, las aceleradoras de startups y los proveedores de contenidos siguen tratando el inglés como la clave universal.

¿Cuál es el resultado? Sin querer, hacemos que algunos de los mercados más dinámicos del mundo se sientan como extraños.

El futuro habla muchos idiomas, pero necesita voces humanas

La tecnología, y en particular la inteligencia artificial, ha facilitado más que nunca la expansión global. La traducción instantánea, los subtítulos generados por IA y los motores de contenidos adaptables permiten a las plataformas expandirse a una velocidad sin precedentes.

Pero la IA por sí sola no basta.

Aunque permite una traducción rápida y hace que la creación de contenidos sea más escalable, la IA no puede sustituir la profundidad de la percepción humana. No capta los matices culturales, el tono emocional ni la sutileza del contexto local. Puede reproducir lo que se dice, pero no lo que se quiere decir.

Para llegar al público de São Paulo, Nairobi, Hanoi o Casablanca, necesitamos algo más que automatización. Necesitamos personas que entiendan la cultura, que hablen el idioma no solo con fluidez, sino de forma intuitiva. La localización no consiste en traducir, sino en conectar.

La oportunidad puede ser global. La tecnología puede ser instantánea. Pero el impacto sigue siendo humano y multilingüe.

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